No sé muy bien qué hago aquí. ¿Qué autoridad moral puede tener una persona que guarda en el armario tres dinosaurios hinchables? Me presento: soy Ana Sánchez, aunque todo el mundo me conoce como “esa que hace cosas raras”. No sé cocinar, pero sí tirar hachas. Me han hundido en una piscina dentro de un coche. He combatido con armadura. Mi peor resaca es de licor de fuego valyrio. He ido a pícnics hobbits, a escuelas de sirenas, he hecho yoga en la Luna. Me he escapado de un ataúd. Sí, sí, luego te cuento cómo. A estas alturas, si escucho un ruido en el párking, doy por hecho que es un zombi.
Hace casi 10 años que me dedico a buscar cosas increíbles por Barcelona.
Llevo más de 20 trabajando en ‘El Periódico de Catalunya’, he sido guionista de Buenafuente, hasta he hecho de extra en una serie de Isabel Coixet. He entrevistado a fantasmas, a aliens, a ‘influencers’ IA, al coche fantástico. Incluso le he preguntado a Jordi Hurtado cómo lleva su inmortalidad. Una buena temporada estuve ejerciendo de becaria de bruja leyendo la mano a los famosos. He sido capaz de muchas cosas, sí, menos de enfrentarme a una llamada de Vodafone.
No, no he venido aquí a hablar de mi libro (aunque puedes googlearlo: ‘Barcelona increíble’, se llama). Lo que me gustaría compartir en este artículo es lo único que sé, lo que llevo haciendo básicamente la mitad de mi vida: intentar ser original. Salir de la rutina periodística es como querer seguirle el ritmo a Victoria Federica de Marichalar: cuesta mucho.
Al grano: ¿cómo puede uno ser original? Me respondió un escritor al que entrevisté hace muchííísimos años, antes incluso de que Belén Esteban gritara “¡yo por mi hija maaato!”. Sergio Bulat acababa de publicar un libro: ‘El arte de inventarse profesiones’. “Si no te dan trabajo –decía entonces-, invéntatelo”. “Abre la mente”. “Haz mezclas ridículas”. Él hablaba de “profesiones híbridas”. Has estudiado jardinería y eres aficionado a la escalada: ofrece poda de altura.
Así que le robé su fórmula sin querer. Para inventar algo original, también en el periodismo, solo tienes que unir dos cosas que no tengan absolutamente nada que ver. ¿Por ejemplo? Periodismo y quiromancia. Así creé mi primera sección híbrida: “Conoce a los famosos como la palma de su mano”. Los entrevistaba siguiendo el guion de las líneas (es decir, videncia de pacotilla y sobre todo, documentación). Me vine muy arriba, ahora entiendo a Aramis Fuster. “Dice tu mano que te cuesta expresar sus sentimientos”, le solté un día a un actor. “Nunca –me confesó él de sopetón- les he dado un beso a mis hijos”. Intenté ganarme un extra leyendo manos en los bares, pero no pasé de un vino gratis.
Me he inventado más secciones híbridas desde entonces: entrevistas tipo test (para famosos con poco tiempo) y hasta con emoticonos. Acabé haciendo un par de artículos con ‘stickers’, mi última adicción. Manuales con retranca de Whatsapp.
Así que pregúntate: ¿qué se te da bien? ¿Solo eres bueno para dormir? Pues hazlo de manera profesional
Hay mil ‘streamers’ del sueño por las redes. Gente que se gana la vida probando colchones, videojuegos, juguetes sexuales. Creo que aún no te he dicho que yo ahora me dedico al ocio. ¿El secreto? Que tus jefes no se enteren nunca de que te pagan por pasártelo bien.
Espero que ya ni te acuerdes de que me escapé de un ataúd. No tiene importancia. Cualquiera puede vivir su propio entierro en ‘Catalepsia’: el ‘escape room’ más pequeño del mundo: https://www.vivetuentierro.com/
Ana Sánchez / «Talentos con Acento»

Ana Sánchez (Salamanca, 1974). Nació en Nochebuena, así que se cree destinada a vivir como Dios. En vez de “¿cómo estás?”, a ella le preguntan “¿que has hecho qué?”. Es la autora de ‘Barcelona increíble’ (Ediciones B). Si le haces una pregunta retórica, lo más probable es que la responda.
Periodista veterana (por no llamarla boomer). Lleva más de 20 años en El Periódico de Catalunya, ha sido guionista del late night de Buenafuente y ha pisado 37 países (un dato que no aporta mucho periodísticamente pero queda bien). Le gusta bucear con tiburones entre artículo y artículo. Ahora coordina la sección de ocio de El Periódico. Es decir, que se dedica básicamente a dar envidia al personal. Miqui Otero la llama “la cronista de lo inverosímil”.